ELSA IN BLUE: Él

Publicado: jueves 25 de junio por ELSA CORTÉS AZNAR

Elsa trenzas

Lo mejor que me ha pasado este mes ha sido conocerlo. Fue algo inesperado. Dicen que hay que tener cuidado conociendo a personas por Internet, pero no sé hasta qué punto estoy de acuerdo con eso. Tanto en persona como por Internet puedes encontrarte perfiles de todo tipo. Y yo lo conocí a él. Empezamos a hablar un día. No sé, me creaba curiosidad. Le dije hola. Y él me respondió. La verdad es que no me lo esperaba: empezamos a hablar. La primera conversación fue tan interesante… Pero me dije “Elsa, para el carro, no lo conoces, no sabes cómo es en realidad”. Al día siguiente hicimos video llamada. A la semana nos conocimos, porque la vida hace que dos personas compartan espacios cercanos cuando menos te lo esperas.

 El segundo día que quedamos lo comprendimos; relax. La conexión era tal que nos dimos cuenta de que había que ir con calma. Nos estábamos evadiendo de nuestras vidas y eso, a largo plazo, lo único que podía hacernos era daño. La semana siguiente hablamos igualmente, pero con más calma, y a final de la semana nos volvimos a ver. Fue realmente increíble. Nunca pensé que podría sentir todo eso con una persona. Pero volvimos a entenderlo: a pesar de tan inhabitual conexión, no sabíamos cómo encajarnos en nuestras vidas. A día de hoy, tampoco sé cómo encajarlo en mi vida. Y a día de hoy, llevo semana y dos días sin verlo y estoy aprendiendo tanto…

Gracias a conocerlo y a vivir determinadas experiencias con él, he conseguido parar. Mi cuerpo llevaba todo el confinamiento gritándomelo: para, porque necesitas tiempo para ti misma. Hasta que no lo conocí a él, no lo vi tan claro. Me estaba evadiendo de mí y estaba centrándome en lo que necesitaba el resto. Todas las actividades virtuales que hacía era por y para el resto y eso me quitaba energía. Normal que me diesen taquicardias, normal que me costase respirar, normal que me sintiese “rara”. Elsa, tienes que parar. Pero no, hasta que no lo conocí a él no me di cuenta. Él ha conseguido transmitirme algo que me está marcando: la belleza de las personas está en su esencia, no te conformes con la máscara. Y la esencia de una persona implica vulnerabilidad (que no debilidad, porque no es lo mismo) y sinceridad; ser uno mismo, en definitiva. Él quería conocer mi esencia y yo no me estaba dejando ver. Y es ahí cuando me di cuenta de que necesitaba parar todo de manera drástica. Así que lo hice. Me quité las redes sociales del móvil y puse un aviso de que estaría desconectada un tiempo. Hoy en día sigo en modo desconexión y reset.

Me queda una semana y dos días para poder tener la opción de volver a verlo. Y sin duda sé que cuando eso ocurra habré cambiado. Estoy recuperando mi autenticidad, mi esencia. Me estoy recuperando a mí misma, perdonándome las cosas que no hice bien en su momento, dándome validez por lo que soy hoy, y aprendiendo a comportarme siendo yo misma, dejando cómo me pueda juzgar el entorno en segundo plano. Cuando lo vea solo podré darle las gracias por todo.

¿Todo esto a que me lleva? A reconocer que es bueno ralentizarse un tiempo, que ver a alguien en su esencia consiste en aceptar el paquete entero, en asumir que hay cosas que hará bien y cosas que no hará tan bien. Que equivocarse, en definitiva, es humano. Que reconocer el error es digno de admirar. Y que, las etiquetas, como un compañero dijo “son para la ropa”. Os podréis preguntar si él y yo somos pareja, si somos amigos o qué somos. Como dije, no sé cómo encajarlo en mi vida. Pero es que eso me es tan indiferente… Lo importante es que es una persona que me ha marcado. La conozco de hace casi un mes y ya me ha marcado. Y evidentemente lo voy a seguir conociendo. Pero desde mi esencia, no desde mi máscara. Al menos, es algo que nos debemos como humanos; el darnos la oportunidad de conocer a esas personas que tanto nos llenan, desde nuestra esencia. Y la conozcas por Internet o en la realidad, también da igual. Porque al final, las apariencias engañan en todo lugar.

 

#TEAconA

#TodoSaldráBien